Las ciudades acogen a más de la mitad de la población mundial, un dato que en España es aún mayor, en torno al 80%. Por este motivo, su papel es esencial en la lucha contra la crisis climática. Además adoptar medidas en esta línea mejora a largo plazo la calidad de vida de sus habitantes. Con esta filosofía, trabaja el proyecto URBAN GreenUP en Valladolid, gestionado por Alicia Villazán. Recibe financiación de la Unión Europea, como parte del programa Horizonte 2020. En 2017, cuando se concedió a Valladolid, se planteaba a cinco años, con fecha de fin en mayo de 2022, pero finalmente se alargará un año más.

¿Qué es Urban GreenUp?

«Su objetivo es elaborar una metodología de renaturalización de ciudades (renaturing urban plan, en inglés), con ejemplos prácticos aplicados», explica Villazán. Valladolid es una de las tres ciudades demostradoras del proyecto, por lo que actúa como laboratorio para probar distintas soluciones. Esto explica que se hayan implementado estos años «muchos elementos de distinta naturaleza, todos tienen un sentido y una utilidad, se trata de probarlo in situ». Liverpool (Reino Unido) y Esmirna (Turquía) acompañan a Valladolid como ciudades demostradoras. Además, se suman Mantua (Italia), Ludwigsburg (Alemania), Medellín (Colombia), Chengdu (China) y Quy Nhon (Vietnam), como ciudades seguidoras.

URBAN GreenUP nace de la mano del centro tecnológico CARTIF de Boecillo, que diseñó el concepto global y coordina el proyecto. «Valladolid consigue recibir este tipo de financiación formando parte de un consorcio y aportando toda la experiencia que ya tenemos en el Ayuntamiento en proyectos europeos, especialmente desde que se fundó la Agencia de Innovación«, cuenta Villazán.

Renaturalización urbana, la clave de Urban GreenUp

La renaturalización urbana es el objetivo principal del proyecto, pero es un término desconocido para una gran parte de la población. Se refiere a «volver a traer la naturaleza a las ciudades«, donde en los últimos años parecen desaparecer las zonas verdes. «Se trata de utilizar las soluciones que la naturaleza nos da de forma gratuita, para resolver los problemas ambientales que ya tenemos«, explica. Un buen ejemplo son los árboles: captan CO2, liberan oxígeno y retienen partículas. De esta manera, ayudan a limpiar el aire. «También tienen beneficios sociales muy grandes, como disfrutar la sombra de un árbol o pasear bajo ellos», añade. En Valladolid, se han plantado 4.500 árboles como parte de este proyecto.

Vegetación
Por Inés Modrón.

«Mucha gente nos pregunta por qué no nos dejamos de jardines verticales y plantamos más árboles, ya lo hemos hecho, pero, claro, no se nota tanto», explica. Aún así, los jardines verticales también cumplen una labor importante en las cubiertas horizontales: «retienen el agua, impermeabilizan los edificios, mejoran el confort y hacen la ciudad más atractiva y más bonita». A ello, se suman los beneficios económicos, ya que «son un foco de atracción para ciudadanos y turistas». También, hacen más llamativas las calles, lo que favorece a los comercios. Villazán recuerda también la importancia de las especies polinizadoras y el interés por llevar biodiversidad a las ciudades: «que vuelva a haber más pájaros, más mariposas, más naturaleza viva y salvaje».

Otras intervenciones que se han realizado en Valladolid dentro de URBAN GreenUP son la cubierta verde en las marquesinas de plaza España, el jardín vertical del edificio de El Corte Inglés, la escultura vegetal de las letras de Valladolid, jardines verticales móviles, módulos compactos polinizadores, la barrera acústica del Paseo Hospital militar y los toldos verdes de la calle Santa María.

Escultura vegetal de las letras de Valladolid.
Por Inés Modrón.

La acogida de los ciudadanos

A través de una encuesta y redes sociales, Villazán ha observado que «la mayor parte de la gente está conforme, le gusta e incluso aplaude que Valladolid se haya convertido en un referente en este tipo de soluciones». Considera que «debe ser motivo de orgullo«. Sin embargo, también ha podido ver que «no hay término medio«. Destaca que en torno a un 25% de la población no le convence la iniciativa. «Esa es mi sorpresa, no deja indiferente a nadie», declara. Explica que «a todo el mundo le gusta la naturaleza, pero luego se quejan porque ‘esas macetas’ ocupan espacio en la vía pública». Aunque, destaca que es una minoría y la mayor parte de la ciudad disfruta de estos elementos.

Cree que la calidad de vida de los vallisoletanos mejora desde el momento en el que se implantan este tipo de proyectos. «Un árbol nos da sombra y frescor, es refugio de biodiversidad, nos resulta hermoso y nos hace sentir mejor», expone. A pesar de eso, «hay gente que lo ve como un problema porque es un ser vivo y levanta las aceras, además el polen genera alergias», pero considera que los inconvenientes no superan a las ventajas.

Vegetación
Por Inés Modrón.

«Es necesaria mucha labor de comunicación, nosotros nos empeñamos en trasladar los beneficios que tienen, pero hay algunos ciudadanos a los que no les importa el efecto, lo único que ven es que ocupa la vía pública o es un malgasto de dinero», asegura. Por eso, trata de transmitir que «no es un capricho, es hacia donde tienen que caminar las ciudades«.

Villazán diferencia entre el beneficio directo y el indirecto. El primero se refiere a que se disfruta más de la ciudad. Por su parte, el indirecto es «el camino que sigue la ciudad a medio plazo (que no es el corto plazo de los inconvenientes), Valladolid se dirige a ser climáticamente neutra y resiliente«.

En este último año de proyecto, URBAN GreenUP se va a centrar más en el monitoreo de indicadores técnicos y sociológicos. Se trata de «sacar el máximo partido» al trabajo realizado: «aprovechar los resultados y ser capaces de comunicarlo». «Tenemos doce meses para poner el broche de oro«, apunta.

La ciudad de Valladolid, como campo de pruebas de Urban GreenUp

Valladolid, a juicio de Villazán, cuenta con una serie de ventajas a la hora de llevar a cabo este tipo de iniciativas. La principal es «el impulso desde el gobierno municipal, voluntad política«. Añade que, una vez conseguido eso, la ciudad cuenta con dos grandes pilares. Destaca la labor de la Agencia de Innovación: «no solo aprendemos, sino que exportamos nuestra marca Valladolid». Desde su fundación, hace más de una década, ha participado en grandes proyectos europeos y presume de tener relaciones con redes nacionales e internacionales.

A ello, se suma el tamaño de Valladolid, que considera «ideal«. «Es la ciudad mediana, manejable y se trata de mantener compacta», explica. Considera que es un ejemplo de ciudad de los quince minutos. «Las grandes ciudades de Europa, las capitales, deben liderar el ejemplo, pero nosotros estamos muy bien posicionados como una ciudad con una calidad de vida excelente, en la que es más fácil gobernar», asegura.

Insiste en que municipios como Valladolid cumplen un papel «importante y reconocido». Destaca la «capacidad para actuar relativamente rápido, por ser una ciudad manejable». Por eso, celebra que Valladolid haya sido «seleccionada como una de las cien ciudades europeas de la misión de ser climáticamente neutras en 2030«. Considera que es un gran reconocimiento. «A veces, en la comunicación local, cuesta ver qué supone estar en Europa, aparte de recibir financiación es tener esa visión hacia el cambio climático, hacia unos valores», explica. Defiende que «los vallisoletanos deben sentirse orgullosos, porque el camino que se está siguiendo es duro y ambicioso, pero hay un objetivo que conseguir».

Vegetación
Por Inés Modrón.

Retos de futuro

Destaca la dificultad que tienen estos proyectos para ser seleccionados, ya que hay mucha competencia. Una vez se logra ese primer éxito, surgen otros retos como la necesidad de convencer «a una población más tradicional». Cree que es necesario generar «un cambio de paradigma en muchos ámbitos, no solo en la gobernanza, sino también en los hábitos de vida».

«Este tipo de proyectos se enfrentan con ciudadanos que están acostumbrados a ir con el coche hasta la puerta del comercio, aparcar delante, bajarse y volver a su casa en coche, eso se acabó«, sentencia. También, recuerda la existencia de retos técnicos, aunque son los que menos le preocupan, «porque la tecnología avanza muy rápido y hay soluciones».

Sostiene que su foco se encuentra en «ayudar a los ciudadanos a entender para qué sirven estas iniciativas, ese es uno de los mayores retos». «Por eso, se agradecen los proyectos que buscan comunicarlo de la mejor manera», concluye.


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