Respirar aire contaminado tiene efectos perjudiciales para la salud, especialmente para la de los más pequeños. Al mismo tiempo, las ciudades presentan unos índices de contaminación atmosférica elevados. Por eso, la campaña Clean Cities, que se desarrolla en varios países de Europa, busca poner solución a este problema. Carmen Duce, coordinadora del proyecto en España y miembro de Ecologistas en Acción Valladolid, explica que «su objetivo es crear redes que empujen a las ciudades, para tratar de facilitar la descarbonización de las ciudades, centrada en el ámbito del transporte, que es con el que las ciudades más aportan al cambio climático».
En España, se trabaja en la puesta en marcha de Zonas de Bajas Emisiones este mismo año y, especialmente, en mantener los entornos escolares libres de contaminación por tráfico. En Valladolid, trabajan en esta línea ONGs, asociaciones vecinales, AMPAs y centros escolares. Desde Ecologistas en Acción se ha realizado una campaña de medición de la calidad del aire y el ruido en entornos educativos y una serie de talleres. Su intención es «demandar al Ayuntamiento que vaya más rápido«.
Contaminación en las ciudades
Se suele concebir el entorno urbano como gris y contaminado, frente al verde y bucólico rural. Sin embargo, Duce asegura que este asunto «tiene muchas aristas, para nada es tan idílico el mundo rural, ni tan terrible el urbano». Pero, sobre todo, «no está tan desconectado». Cree que en las ciudades, en ocasiones, se pierde la consciencia del origen de lo que llega al supermercado y el destino de la. «Es muy importante que se conozca todo el metabolismo de nuestras sociedades: de dónde vienen las cosas, dónde van los residuos y cómo se gestionan».
Es habitual que sean las periferias de las ciudades las que se encuentren más contaminadas que los propios núcleos urbanos. «La dinámica del ozono, que es un contaminante, es bastante compleja, pero tiene que ver con la descomposición de los dióxidos de nitrógeno a altas temperatura y como el aire se mueve, termina por afectar a las periferias», explica. Además, la apuesta por las energías renovables a veces supone la invasión de territorio rural, para la instalación de parques fotovoltaicos.
Cuentas pendientes de Valladolid
Reconoce que el Ayuntamiento de Valladolid ha dado algunos pasos hacia adelante, aunque los considera «tímidos, dada la magnitud de la crisis». Valora positivamente la estrategia alimentaria y el protocolo de actuación para episodios críticos de ozono, en el que fue pionero. Sin embargo, echa en falta mayores restricciones al tráfico, aunque admite que sí se ha llevado a cabo alguna iniciativa en ese sentido, con fuerte oposición. «Se han hecho cosas valientes, comparadas con otras ciudades, pero no es suficiente comparado con la situación de emergencia».
Destaca también la importancia de «avanzar en la renaturalización: hay que eliminar mucho asfalto de la ciudad». Considera que se debería implantar alguna medida que permitiera que hubiera más productores y, así, «un circuito más corto de comercialización«. Cree que se ha apostado por el comercio local, pero debería hacerse de manera más contundente. «No se pueden dar más licencias a grandes superficies«, sentencia.
Ecologistas en Acción ha trabajado mucho en la elaboración del plan para crear Zonas de Bajas Emisiones en Valladolid. «El Ayuntamiento planteó que solo debería ser la almendra central, consideramos que debería ampliarse y parece que va a ser así», explica. Aunque, cree que el calendario es demasiado largo. Los SUVs o todoterrenos urbanos plantean también un gran problema. Sus motores nuevos no emiten contaminantes propios de coches más antiguos, pero sí mucho CO2, al ser tan grandes. «No tiene sentido que circulen semejantes tanques por las ciudades«, asegura Duce. Opina que, para limitar el acceso a la ciudad en coche, «es necesario establecer una buena coordinación con los municipios del alfoz, porque tampoco hay un buen sistema de transporte público ni unas buenas condiciones ciclistas».
Consecuencias de la crisis ecosocial
A pesar de que la calidad del aire de la ciudad, que se puede consultar a través de los medidores en tiempo real, suele cumplir los limites legales, se encuentra cuatro veces por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Además de los cambios en el clima, Duce señala que «se van a notar las sequías«. «Hace algún tiempo, incluso el Campo Grande estuvo en un momento crítico, porque hubo que priorizar el abastecimiento doméstico al riesgo», recuerda.
Se ha relacionado la subida de precios del combustible con la guerra entre Rusia y Ucrania, pero Duce considera que «tiene más que ver con el agotamiento de recursos«. Del mismo modo, el precio de los alimentos también se eleva. «Hasta ahora no estábamos pagando lo que costaban las cosas«, explica, ya que era a costa de «trabajo esclavo y una grandísima explotación y contaminación». Por eso, ve importante que «se planifiquen medidas de apoyo a familias con más vulnerabilidad«.
Riesgo para niños y adolescentes
La cercanía de centros escolares al tráfico supone una exposición a dióxido de nitrógeno y partículas finas, que repercuten negativamente en los pulmones, el corazón, el desarrollo de asma infantil y muchas alergias. A eso se suma la relación que existe entre una mayor exposición a la contaminación y un menor desarrollo cognitivo.
«Otra cuestión fundamental, que en España nos cuesta, es la exposición a altos niveles de ruido, el ruido también es contaminante», añade. La necesidad de mantener las ventanas abiertas por los protocolos de prevención del COVID-19 ha sometido al alumnado a unos niveles de ruido muy elevados, lo que afecta a su salud mental. «Hay estudios que demuestran la correlación entre el incremento de ingresos hospitalarios por ansiedad y una elevada exposición a niveles de ruido», señala.
Puntos fuertes de Valladolid
Con su cambio de imagen, AUVASA pasa a ser MOVASA y gestionar también el servicio de bicicleta pública. Prometen una nueva era de movilidad en la ciudad. Duce recuerda que este servicio ha permanecido muy deteriorado los últimos años, a pesar del éxito que obtuvo en sus inicios. Se mantiene optimista respecto a este cambio. «Una ciudad como Valladolid, tan compacta y con edificios pequeños, supone que muchas personas no pueden tener una bicicleta en casa«, explica. Por eso, ve el impulso al servicio de bicicleta pública con buenos ojos, aunque recuerda que debe «ir acompañado de una reducción de la velocidad y el espacio de los coches«, porque si no los ciclistas subirán a las aceras.
Considera que los presupuestos participativos son una gran iniciativa, aunque debe ir de la mano de una formación y un trabajo previo de sensibilización, «si no, puede que la gente lo que pida sean más aparcamientos para el coche».
Remar en un mismo barco
El negacionismo climático en España es minoritario, aunque algunas posiciones políticas lo llevan por bandera. «Es una manera de estar en el candelero», afirma Duce. Le preocupa esta actitud, aunque entiende que, en algunos casos, se pueda derivar de «la ecoansiedad y la manera de transmitir la información». Para no abrumar, es fundamental acompañar los datos de acciones que inspiren esperanza.
Es el momento, según Duce, de dar importancia a las pequeñas cosas «que nos hacen sentir vivas y que no son tan pequeñas, pero como son las que hacen muchas veces las mujeres, se consideran pequeñas». Anima a realizar actividades en comunidad, como «limpiar la orilla del río, ir en bicicleta o celebrar un cumpleaños en el parque». «Todo eso es luchar contra el cambio climático«, asegura.
Se trata de crear «espacios de convivencia«, donde se reduce el consumo de plástico, se comparte y se prescinde de la conexión constante a la electricidad. Permiten también tejer redes, algo muy importante, porque considera que «todas las personas somos fundamentales y necesarias«. «Son acciones tan importantes como las charlas sesudas», defiende. Además, ayudan a evadirse de la rutina frenética del día a día. Por eso, Duce lo tiene claro: «si frenamos un poco, igual vivimos más felices, por lo menos vamos a intentarlo«.
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