El cine acompaña a la mayoría de personas desde sus primeros años de vida. Todo el mundo recuerda cuál fue esa primera película que vio en pantalla grande y guarda especial cariño a la que le sirvió de refugio en los momentos duros. Y es que el cine es más que entretenimiento, su capacidad de cautivar al espectador le permite transmitir emociones, ideas y también valores. Por eso, su potencial para concienciar sobre la crisis ecosocial es inmenso y David Vicente Torrico lo conoce bien. Es doctor en Comunicación por la Universidad de Valladolid y ha centrado su investigación en la relación entre el cine y el cambio climático.
Cine y crisis ecosocial
Torrico considera que el séptimo arte puede tener «un impacto en la sociedad mucho mayor que los informes», porque «en el cine bajamos la guardia». Sin embargo, cree que la ficción más comercial aún tiene un largo camino por recorrer y se centra más en las consecuencias más espectaculares que en las causas y posibles soluciones.
A pesar de ello, recomienda algunas obras como ‘Chloe y Theo‘, un filme independiente sobre un inuit que busca concienciar sobre esta crisis en Nueva York, y ‘¿Para qué sirve un oso?‘, una comedia española protagonizada por Javier Cámara.
En el ámbito del documental, recuerda el clásico ‘Una verdad incómoda‘ , de Al Gore. Pero, sugiere también el visionado de producciones de Netflix, como ‘Persiguiendo el coral‘ y ‘Persiguiendo el hielo‘, además de otras cintas, como ‘Ten billion‘ y ‘Cowspiracy‘ .
Miedo al decrecimiento
«Somos una sociedad capitalista y resulta bastante difícil salir del círculo», explica. En un contexto en el que la población no deja de incrementarse, «lo más efectivo sería reducir el consumo«. Esto significaría «un cambio de estilo de vida», algo a lo que muchas personas no se muestran dispuestas. «Resulta difícil porque nos hemos habituado a vivir muy bien, somos una generación que va a vivir peor que sus padres«, asegura Torrico.
Por eso, presentar estas ideas de un modo atractivo resulta muy complicado. Torrico recuerda ‘Recetas para el desastre‘ y ‘No impact man‘, dos documentales que reflejan la oposición de una gran parte de la sociedad a aceptar estos cambios de hábitos. «Se les representa como chiflados, su familia se rebela contra ellos», explica.
Educación ambiental, de la mano del cine
Uno de sus proyectos más inspiradores es Climántica, una iniciativa en la que se siente «realizado como profesor». Busca concienciar a los jóvenes acerca del cambio climático y aportarles «herramientas pedagógicas, audiovisuales y tecnológicas, para que ellos mismos sean capaces de elaborar su propio producto audiovisual». Dentro de este gran equipo, Torrico se encarga del área de los cortometrajes.
Es una labor que le resulta «gratificante y sorprendente«, pues puede observar ese punto de vista tan característico, «bastante crítico y reactivo«, que presentan los adolescentes. Considera que «ofrecen un punto de vista mucho más acertado porque no tienen esas ataduras«.
De este modo, los jóvenes tienen la oportunidad de recibir una educación ambiental, que se echa en falta en la formación reglada. Torrico, que también es profesor universitario de Periodismo, observa que en los planes de estudio «no hay hueco para hablar de cambio climático«. Sin embargo, cree que se debería incorporar, puesto que «estas nuevas inquietudes van a ser las protagonistas en las portadas del mañana».
Por este motivo, reivindica el papel de la educación informal y el impacto «del arte, la literatura, los cómics y los videojuegos», ya que se trata de «un aprendizaje continuo». «Que nos lo recuerden a lo largo de toda la vida, para que lo asumamos con naturalidad«, pide.
El peso de cada pequeña acción
A pesar de que «hay personas, empresas y gobiernos que tienen más responsabilidad» en el cambio climático, Torrico defiende que «cada pequeño pedacito en el conjunto global va a ser parte de la solución«. Considera que no es necesario un «cambio drástico», simplemente modificar algunos hábitos. Con el tiempo, se normalizará, pero «el activismo es necesario en la fase inicial de un tema». «En el futuro, se podrá hablar con mucha más naturalidad de que una persona sea ecologista, ahora todavía lo tenemos asociado a esos hippies que quieren volver a las cavernas», explica.
La labor del periodismo
Considera que el periodismo actual tiene un problema en general, no solo con la crisis climática, pues es «el periodismo del tweet, se están olvidando las bases fundamentales». Cree que «la principal carencia tiene que ver con la falta de tiempo y espacio». Es lo que hace que el cambio climático aparezca «de forma cíclica, asociado a catastrofes naturales y cumbres internacionales«. Aunque, con el activismo de Greta Thunberg, los movimientos sociales han adquirido mayor relevancia.
Defiende un trabajo «más reflexivo«. «En el momento en el que empecemos a dar cobertura a cómo nos está afectando a nosotros, en España, en Valladolid, surgirán nuevos enfoques y nuevos temas«. No obstante, se pregunta si eso interesará al público. Aunque, le agrada ver que medios como Climática avanzan en esa dirección.
0 comentarios